En solo unos pocos años, la cuota de mercado de las marcas alemanas en China casi se ha reducido a la mitad. Lo que es aún peor, los fabricantes de automóviles chinos están inundando otros mercados con coches más baratos y a veces mejores. Lo mismo está sucediendo en otras industrias. El modelo económico alemán está roto, más deuda no lo solucionará.