"El bando indignado por el asesinato innecesario de decenas de miles de niños son psicópatas odiosos, depredadores y moralmente confundidos. Los que jugamos a Marco Polo en un charco de sangre infantil somos santos que debemos rezar por sus almas reprobadas."

Esa es precisamente la cuestión que obliga a la cuestión de Israel a estar en primer plano en la mente de tanta gente. Ven a personas que creían básicamente decentes diciéndoles que Dios les exige que animen el asesinato masivo de niños, y se dan cuenta de que el sionismo no es un tipo normal de nacionalismo, sino uno que convierte a sus seguidores en caricaturas de las peores personas de la historia.