Hace dos semanas, noté algo extraño: el mismo niño demacrado en Gaza que The New York Times había puesto en su portada también había aparecido en casi todos los medios de comunicación convencionales. Diferentes organizaciones de noticias, diferentes fotógrafos, el mismo chico. Así que hice algo que nadie más se molestó en hacer: pasé los nombres de los niños a través de Google Translate y revisé los medios árabes. Lo que @TanyaLukyanova_ y yo descubrimos es que casi todas las imágenes contaban la misma historia: se trataba de niños con fibrosis quística, raquitismo u otras dolencias graves utilizadas por los principales medios de comunicación para dar la falsa impresión de una hambruna.
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