Los sacerdotes del siglo XXI no llevarán túnicas ni se sentarán en cabinas de confesión. Ellos murmuran en silencio en salas de servidores y están al alcance de tu mano. No vamos a ellos en busca de absolución, sino de respuestas, y les damos nuestros secretos libremente, sin preguntar nunca a quién sirven.
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